Torta de reyes

Torta de Reyes

La “Galette des Rois” es un pastel típico del centro y norte de Francia y sus orígenes se remontan a la antigua Roma. Concretamente se relaciona con unas fiestas dedicadas al dios Saturno que tenían lugar entre finales de diciembre y principios de enero.

No tenía nada que ver con la religión, simplemente era un período de tregua en el que se suspendía el poder de los amos sobre sus esclavos.

La tradición consistía en ocultar una haba en cualquier lugar de la vivienda y conceder el premio de la libertad temporal, solo mientras duraran las “Saturnales“, al esclavo que consiguiera encontrarla, ya que, según los romanos, esa legumbre era un elemento que atraía la suerte a la persona que la recibía.

Con el tiempo, esto fue cambiando y se empezó a celebrar en cada familia un banquete dedicado al dios y, los romanos ponían un haba en el interior de un pastel confeccionado para la ocasión. Todos los habitantes de la casa tenían derecho a un trozo, incluso los esclavos y el personal de servicio y de este modo se elegía al azar a quien sería «rey por un día» y podría entonces cumplir todos sus deseos.

La torta está inspirada en los panes que se preparaban durante estas festividades que, con la paulatina cristianización, se ligaron a la celebración de la Epifanía que es la fiesta religiosa que celebra la visita de los Reyes Magos para rendir homenaje al Niño Jesús.

Este postre está presente desde siempre en todas las casas durante estas fechas.

La figurita de porcelana que representa a algún personaje del nacimiento empezó a utilizarse porque, cuando los nobles compartían la galette con el rey, el que sacaba el haba debía invitar a beber a la asamblea y los más avaros, que no querían pagar, se la tragaban para no cumplir con la invitación y se buscó una opción más complicada.

Lo que resulta muy curioso es que en un país sin Reyes se pueda ser rey aunque sea de forma figurada por lo que, la tarta que se prepara para el presidente de la República Francesa nunca contiene un haba. La razón es para que el presidente no puede ser coronado rey.

En la actualidad, en Francia, esta costumbre se ha popularizado para los niños y, así, el pequeño que encuentra la sorpresa dentro del pastel se convierte en rey por un día y porta una corona de cartón durante esa jornada.

En el sur de Francia y España, se prepara un brioche con frutas confitadas y azahar para esta fecha llamado «Roscón de Reyes».

Este roscón suele contener en su interior dos sorpresas, una figurita de porcelana que da la buena suerte y un haba que indica quién será la persona que compre el siguiente roscón.

Las tradiciones varían pero lo importante siempre será tener motivos para celebrar.

Torta de Reyes

Los ingredientes que vamos a utilizar son:

100 gramos de mantequilla
125 gramos de almendra en polvo
125 gramos de azúcar
2 huevos medianos + 1 para decorar.
50 gramos de almendras tostadas
Ron (opcional)
Harina para todo uso (opcional)
Aroma de vainilla
2 placas de hojaldre
Un haba y una figurita de cerámica (a la manera española)

Elaboración:

Molemos el azúcar. Picamos las almendras.
Ablandamos la mantequilla en un bol con una espátula.
Cuando está en modo pomada, añadimos el azúcar y mezclamos hasta que se integren.
Agregamos la almendra en polvo y mezclamos de nuevo.
Incorporamos los huevos y volvemos a mezclar hasta que se unifique la mezcla.
Añadimos una cucharada de aroma de vainilla y las almendras troceadas. Podemos añadir una cucharada de ron (opcional).
Mezclamos muy bien hasta conseguir una pasta homogénea.
Si la masa queda blanda podemos añadir 25-50 gramos de harina de todo uso para darle consistencia y que no se desparrame. (Si la masa queda más o menos espesa puede deberse a que los huevos tengan más agua o a que la almendra suelte más aceite)
Dentro del vaso de la batidora colocamos una manga pastelera o una bolsa de plástico resistente y la llenamos con la pasta para rellenar el pastel. También podemos extenderla con una espátula cuidando de que quede a la misma altura todo el relleno.
Encendemos el horno a 200º.
Con la ayuda de un plato llano y un cortapizzas cortamos las masas de hojaldre en forma circular.
En una bandeja de horno, colocamos una placa de hojaldre sobre papel encerado.
Batimos una yema de huevo y pintamos el borde de la placa.
Distribuimos la pasta de almendra en modo de espiral comenzando desde el centro, para que quede contundente, dejando un par de dedos libres en el borde.
Envolvemos las dos sorpresas con papel de horno, las colocamos entre el relleno aleatoriamente y las cubrimos con la pasta.
Cubrimos con la segunda placa de hojaldre ayudándonos con el papel. Apretamos ligeramente la zona donde hemos pintado con la yema para que se junten las dos placas y no se escape el relleno.
Con la parte roma de un cuchillo decoramos el alrededor dándole forma comprobando que no se separen los dos lados.
Colocamos un palillo clavado en el centro de la capa superior y con el filo del cuchillo la decoramos a nuestro gusto.
Con el palillo hacemos cuatro agujeros más en los puntos cardinales y pintamos con el huevo.
Llevamos al horno 40 minutos. Si ves que aún no está hecho y se está dorando demasiado puedes poner un papel de aluminio por encima y terminar el horneado.