Salteado de brócoli y langostinos
Cuando se acaban las ideas para cocinar ¿sueles preguntar en casa qué les apetece para comer? ¿qué les apetece para cenar?
A todos nos pasa, es normal.
Lo que no es tan habitual es que los niños te contesten que quieren brócoli.
– ¿Brócoli?
– Sí mamá, ese que está tan rico con las gambas que te enseñó Karlos Arguiñano.
– Ah! sí, sí, claro, sin problema.
Se creen que deciden ellos pero yo ya lo tenía previsto, solo me ha hecho falta dejarlo fresco en la encimera de la cocina para que fuesen atando cabos.
Desde siempre he tenido claro que por las noches se toma verdura, ya sea al horno, al vapor, en sopas o cremas, hervida o en crudo. En casa seguimos el refrán que dice:»Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo«.
Es en el correr del día cuando necesitamos más energía y, por consiguiente, cuando debemos alimentarnos en más abundancia.
Aunque esta organización de horarios y comidas que nos parece tan normal en nuestra vida diaria ha variado muchísimo a lo largo de la historia y es la lógica la que nos ha hecho cambiar las costumbres.
Alguien se ha parado a pensar ¿cuáles eran los horarios de comidas de los primeros humanos? Yo no me lo había planteado nunca pero, aplicando el sentido común creo que no me equivoco al decir que no tendrían un orden establecido, simplemente comerían cuando tuviesen la suerte de cazar alguna pieza. Y comerían hasta hartarse puesto que no sabían cuándo tendrían la siguiente oportunidad.
Esta práctica tan errática se prolongó en el tiempo hasta que los pueblos se fueron asentando y organizando sus rutinas. Sabemos que en la antigua Roma, se realizaba una sola comida al día que era el almuerzo y se consideraba que dos o más colaciones (ingestas) ya era demasiado.
Ese almuerzo se empezó a llamar disner que viene de desjunare («romper el ayuno») y que se traducía por cena y se realizaba a primera hora del día aunque, influido por distintas modas, este avituallamiento fue retrasando su hora en principio hasta las 12 o la 1 y más tarde hasta las 6 o las 8.
Con el paso del tiempo, las necesidades nutricionales del ser humano fueron cambiando y, coincidiendo con la Revolución Industrial, cuando los individuos se veían obligados a trabajar largas jornadas en fábricas, la única manera de alimentarse que tenían era mediante un buen desayuno (para acometer la faena diaria) y luego la cena en su casa.
Sin embargo, en los años 20, cuando las personas comenzaron a tener un horario de trabajo regular que les daba tiempo a desayunar antes de ir al trabajo o a la escuela, hacer una pausa para el almuerzo y cenar al volver a casa fue cuando se estableció la costumbre de hacer tres comidas al día (desayuno, comida y cena).
En el caso de los niños llegamos a las cinco comidas al día, incorporando el almuerzo y la merienda. La razón más importante para ello es la de poder consumir entre 3 y 5 raciones de frutas y verduras al día, además de 2 o 3 raciones de proteínas y poder incluir todos nutrientes necesarios mencionados en la Pirámide alimentaria infantil.
Salteado de brócoli y langostinos
Los ingredientes que vamos a necesitar son:
- 2 peyas/piñas de brócoli
- 24 langostinos
- 2 tomates maduros
- 3 ajos
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Comino
- Sésamo
- Hierbas aromáticas (orégano y albahaca secos)
Elaboración:
- Cortamos los ramilletes de brócoli y los lavamos.
- En la olla rápida ponemos el accesorio para cocer al vapor y echamos agua hasta justo debajo de la rejilla (para cocer al vapor el agua no debe de tocar la verdura).
- Introducimos las flores y agregamos sal. Cocinamos entre 5 y 7 minutos con el botón arriba.
- Mientras se cuece, rallamos el tomate pelado y pelamos y aplastamos los ajos con un golpe con la mano.
- En una cacerola amplia, ponemos un poco de aceite y freímos los ajos.
- Cuando estén dorados, añadimos el tomate y cocinamos unos 10 minutos con un poco de sal.
- En ese tiempo, pelamos los langostinos.
- Ponemos un poco de aceite en una sartén pequeña y salteamos los langostinos con sal hasta que cambien de color.
- Cuando el tomate ya esté pochadito, añadimos los langostinos y el brócoli con cuidado de que no se rompan las flores.
- Agregamos la mezcla de hierbas y el comino al gusto. Mezclamos moviendo la olla, sin remover.
- En el plato espolvoreamos con sésamo.
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