Postre de frutas gratinado
Estos últimos días he estado leyendo sobre «los desiertos alimentarios» y «la inseguridad alimentaria».
Es un tema que me ha llamado mucho la atención. Puedes ampliar información en este artículo que habla sobre esta cuestión en EE.UU pero que, salvando las distancias, puede relacionarse con otras muchas localizaciones a lo largo de todo el planeta, sin ir más lejos en la «España Vaciada», ¿Qué son los desiertos alimentarios? de la revista Healthline o «El 40% de la población mundial no puede acceder a una dieta saludable» de Plataformatierra.
Los desiertos alimentarios son comunidades que tienen poco acceso a alimentos saludables y asequibles y se concentran en áreas de bajos ingresos e históricamente marginadas. En estas áreas, los alimentos saludables como las frutas, las verduras, los cereales integrales, los productos lácteos, las legumbres, la carne y el pescado a menudo son caros o no se pueden alcanzar porque se encuentran lejos y los ciudadanos tienen problemas para desplazarse. La falta de acceso a alimentos saludables en estas comunidades se traduce en disparidades de salud y altas tasas de enfermedades crónicas.
Somos muy afortunados y no nos damos cuenta de ello.
El poder comer cuando tenemos hambre (incluso poder elegir qué quiero y qué no quiero en cada momento entre un amplio abanico de productos al alcance de nuestro moderado pero capaz bolsillo).
Poder beber cuando tenemos sed (agua limpia y potable, muy importante, además de buena oferta de otras bebidas casi en exceso)
Vivir bajo un techo, más o menos confortable, rodeados de nuestra familia.
Tener la posibilidad de abrigarnos y calentarnos cuando afuera hace frío, al igual que, resguardarnos de los, cada vez más abundantes, efectos del exceso de calor, e incluso disfrutar del acondicionamiento del ambiente.
Cosas simples, habituales, rutinarias que, precisamente por este carácter, no apreciamos y que deberíamos valorar y agradecer. Alguien podría decir: «es que esto son derechos que el ser humano tiene» y, es cierto, «lo son», sin embargo, de todos es sabido que no siempre ocurre como debería.
Piensa por un momento en estas frases que me han llegado por las redes. Según ellas, no deberíamos quejarnos ya que:
Si tienes comida en el refrigerador, ropa en el armario, techo sobre tu cabeza, y una cama donde dormir…eres más rico que el 75% de todo el planeta,
Si tienes dinero en el banco, en la billetera, más algo de cambio…te encuentras entre el 8% de los más adinerados del mundo,
Si te has levantado esta mañana más sano que enfermo… tienes más suerte que el millón de personas que no sobrevivirá esta semana,
Si nunca has experimentado el poder de una Batalla, la agonía de una Prisión, la Tortura o el horrible dolor del Hambre…eres más afortunado que los 500 millones de personas que lo sufren todos los días,
Si puedes leer este mensaje…tienes la dicha que le falta a los 3 mil millones de personas en todo el mundo que no saben leer.
¡Somos ricos!
¡Somos afortunados!
De todos es sabido la importancia de comer frutas y verduras para mantener una dieta saludable que nos mantenga alejados de contraer ciertas enfermedades que se asocian a la pobreza alimentaria.
Piensa en tí, cuídate, come sano, toma fruta y tómala sea como sea y como más te guste.
Postre de frutas gratinado
Los ingredientes que vamos a necesitar son:
- 2 manzanas
- 2 melocotones
- 2 naranjas
- 2 plátanos
- 250 gramos de queso Mascarpone
- 200 mililitros de nata líquida para postres
- 2 huevos
- 50 gramos de azúcar glacé
- 1 cucharada de azúcar avainillado
Elaboración:
- Pelamos y cortamos las frutas a trocitos y los ponemos en una fuente de horno.
- Ponemos en un bol el queso, el azúcar avainillado y la mitad de la nata. Batimos hasta que se monte la nata.
- Pasamos el batido al recipiente donde están las frutas y mezclamos.
- Encendemos el horno a 180º.
- Separamos las claras y las yemas y en un bol batimos las claras a punto de nieve. Reservamos.
- Por otro lado, batimos las yemas con el azúcar glacé y cuando esté bien mezclado añadimos el resto de la nata.
- Incorporamos también las claras a punto de nieve y mezclamos todo con una espátula con movimientos envolventes.
- Con esta mezcla cubrimos las frutas.
- Llevamos la fuente al horno para cocinar 30 minutos a 180º.
- Pasado este tiempo, gratinamos hasta que esté dorado a nuestro gusto.
- Servimos solo o acompañado de un chorrito de caramelo líquido.
- Si prefieres que haya más masa solo tienes que añadir más yemas y más claras a cada una de las preparaciones.
¡Gracias por llegar hasta aquí!
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Próximamente:
- Gelatina de frutas
- Mousse de queso de cabra con membrillo y nueces…