Pisto con patatas y huevo frito

Pisto con patatas y huevo frito

El pisto es un sofrito de hortalizas (habitualmente pimiento morrón, tomate, cebolla, ajo, calabacín y berenjena) aromatizado con hierbas al que a menudo se incorpora huevo, jamón u otros ingredientes, según la geografía, la temporada y las costumbres.

Es un ejemplo de cómo con unos pocos ingredientes se puede improvisar una comida rica y sana que se ha convertido en una receta indispensable de nuestra gastronomía.

Este plato, de carácter muy español, comenzó a prepararse en La Mancha en el siglo XVI con productos, en su mayoría, traídos de América tras los diversos viajes de Colón. Originariamente, es muy posible que fuera un plato de campesinos que eran quienes tenían más fácil acceso a los productos que se cultivaban en la huerta.

El secreto del pisto está en no apresurar nada, todo debe realizarse a fuego lento por lo que no es apto para ansiosos. Esta manera de dedicarle tiempo a cada ingrediente es lo que lo vuelve rico y amplifica todos los sabores.

La definición que hemos dado al principio, deja abierta la puerta de par en par a la imaginación, el gusto y a los ingredientes disponibles en cada zona.

De hecho existen variaciones tales como la sanfaina catalana, el pisto andaluz, el tumbet mallorquín, la piperada vasca, la ratatouille francesa, el shakshuka magrebí, el pisto a la bilbaína, la caponata siciliana, el zarangollo murciano, la escalibada valenciana… que hunden sus raíces en prácticas similares.

Quizá todas ellas estén inspiradas en una elaboración ancestral de la zona de Al Andalus llamada alboronía (al-baraniyya o «manjar») que estaba elaborada a base de berenjenas, ajo, cebolla, calabaza y frutos secos triturados (como almendras, nueces o avellanas). Por supuesto sin tomate y sin pimientos ya que en la época eran desconocidos en el «viejo mundo».

Afortunadamente, hoy lo vamos a disfrutar en todo su esplendor, combinado con unas patatas y coronado por un huevo frito ¿qué más se puede pedir?

Pisto con patatas y huevo frito

Los ingredientes que vamos a necesitar son:

2 patatas grandes
1 berenjena hermosa
1 calabacín
1 cebolla grande
1 pimiento rojo
2 pimientos verdes
2 ajos
300 gramos de tomate tomate maduro
Sal
Pimienta negra de molinillo
Aceite de oliva virgen extra
4 huevos

Elaboración:

Pelamos y troceamos muy fino los tomates (también los puedes rallar). Pelamos y laminamos los ajos. Pelamos y cortamos la cebolla, los pimientos, el calabacín y la berenjena en trozos no muy pequeños. Pelamos las patatas y las cortamos en dados.
En una sartén amplia, ponemos un poco de aceite a calentar.
Añadimos los ajos.
Cuando empiecen a coger color, agregamos la cebolla y un poco de sal y la cocinamos tapada a fuego medio.
Incorporamos los pimientos rojos, cuando la cebolla se empiece a poner transparente y seguimos cocinando tapado a fuego medio 5 minutos más.
Es el momento de añadir los pimientos verdes y seguimos con el cocinado otros 5 minutos igual.
Añadimos los pimientos verdes y dejamos que se vaya haciendo 5 minutos más.
Agregamos el calabacín y a los cinco minutos incorporamos la berenjena. Continuamos 5 minutos más. (Este cocinado escalonado se debe a que cada ingrediente tiene una textura diferente y necesita un tiempo determinado)
Añadimos los tomates y, a partir de este momento, cocinamos destapado, y removiendo de vez en cuando, entre 15 y 20 minutos para que se vaya evaporando el agua del tomate.
Añadimos un toque de pimienta negra recién molida y rectificamos el punto de sal si hiciera falta.
En una sartén aparte, con aceite limpio, freímos las patatas a fuego fuerte con un poco de sal. Cuando estén doradas, las escurrimos bien y las sacamos a un plato sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Añadimos las patatas a las verduras y mezclamos.
En el mismo aceite de las patatas freímos los huevos a fuego fuerte y les ponemos una pizca de sal.