Mejillones a la Provenzal
Los mejillones son animales filtradores. Filtran el agua para alimentarse.
Requieren de una fuente constante de agua fresca y limpia porque tienen una alimentación muy activa y a través de sus branquias pueden pasar hasta ocho litros de agua a la hora. Por este método consigue encontrar su alimento microscópico.
Viven a poca profundidad, en la zona de mareas, preferiblemente en zonas muy batidas con mucha materia orgánica en suspensión.
Tienen una enorme facilidad para colonizar las superficies a las que se adhieren y en poco tiempo forman grandes comunidades. En un metro cuadrado se pueden concentrar hasta mil ejemplares y cubren grandes zonas de roca.
Debido a su alta demanda, el hombre intensifica su producción en zonas próximas a la costa o en las rías, en bateas que son una especie de balsas que se colocan alineadas y a las que se sujetan un gran número de cuerdas, de hasta veinte metros de largo en algunos casos, con una red de semillas de mejillón recolectadas en el medio natural.
Os dejo un artículo de delmaralplato con consejos muy útiles para sacarles todo el partido.
Mejillones a la Provenzal
Los elementos que vamos a necesitar son:
- 1 kilogramo de mejillones (a mi me gustan de roca)
- Aceite de oliva virgen extra
- 1 cebolla
- 1 ajo grande
- Perejil fresco
- 1 limón
- Salsa de tomate frito
- Tabasco
Elaboración:
- El primer paso es limpiar escrupulosamente los mejillones porque vamos a utilizar las cáscaras a modo de cuchara.
- Bajo el chorro del agua del grifo, nunca sumergidos en agua, hacemos un primer aclarado ligero. Seguidamente, frotamos bien con un estropajo de metal para quitar toda la suciedad de las cáscaras y con un cuchillo quitamos las barbas. Desechamos los rotos. De nuevo, bajo el chorro del agua del grifo les damos un segundo aclarado para eliminar todos los restos y dejamos que se escurran.
- Cuando estén limpios, los ponemos en una cacerola amplia con menos de un dedo de agua a fuego fuerte. Bajamos el fuego y los dejamos hervir tapados hasta que se abran. (Puedes sustituir el agua por vino blanco).
- Conforme se vayan abriendo los vamos colocando en una fuente de servir. Si son grandes, los mantenemos un par de minutos después de abiertos para que se cocinen perfectamente. Los que no se hayan abierto también los tiramos.
- Picamos la cebolla, el perejil y el ajo.
- Ponemos en una sartén un chorrito de aceite y freímos el ajo y la cebolla a fuego medio.
- Cuando la cebolla esté dorada, añadimos el tomate frito, el zumo de limón y el Tabasco al gusto.
- Cocinamos un par de minutos para que se mezclen bien todos los ingredientes.
- Rociamos los mejillones con la salsa caliente y espolvoreamos con el perejil picado.
¡Gracias por llegar hasta aquí!
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