Fenojo silvestre

Fenojo silvestre

Hoy me voy a permitir un capricho. Esta receta que os traigo sé que no le va a gustar a casi nadie y a pesar de ello os la voy a explicar aunque sólo sea por aportar un granito de curiosidad.

Voy a preparar fenojo en verdura, así lo llamamos en mi zona.

La mayoría de vosotros ha oído hablar del hinojo y muchos también lo habéis visto crecer en el campo aunque quizá no reconozcáis su apariencia.

Antes de nada, hay que tener en cuenta que esta planta es prima del perejil, cilantro y comino y, al igual que ellas, posee un sabor potente que no vas a poder soportar o que te va a encantar, como a mí.

El hinojo silvestre es una planta humilde originaria del sur de Europa que se cría en las zonas templadas de la mayoría de los continentes. Es una planta de largos tallos verdes culminados por una gran cantidad de pequeñas flores de color amarillo y abundantes frutos repletos de semillas.

Crece de forma espontánea en las cunetas, márgenes de caminos, terrenos baldíos, huertas, herbazales y campos abandonados, se adapta a terrenos áridos y difíciles y aguanta bien el frío. Es una planta estupenda para atraer insectos polinizadores a los cultivos.

La mejor forma de reconocerla es estar atento a los aromas, pues, por lo general tiene un intenso olor anisado que se hace más fragante cuanto más calor hace. Solo con tocarla puede dejar su aroma en tu mano.

Es muy abundante en la vegetación mediterránea y se conoce sobre todo por sus valores medicinales y como condimento.

Aunque no lo creas, esta hierba está reconocida por la Comisión Europea del Medicamento por sus propiedades curativas. Y también se utiliza en cosmética, en jabones y cremas, por sus propiedades y aroma.

Lo que no es tan conocido es su uso en la cocina. El hinojo silvestre es una planta comestible. En casa de mis padres la hemos comido desde siempre y, afortunadamente, nos gustaba a todos.

Toda la planta es comestible (raíces, tallos, hojas, flores y semillas) y su aprovechamiento es diferente dependiendo de la época del año. Nosotros solo aprovechamos las hojas y los tallos cuando estos están tiernos. Se recolectan a finales del invierno, entre marzo y mayo, cuando la planta inicia su ciclo vegetativo. Cuanto más pequeños, más tiernos son. Se debe recolectar con cuchillo para que las raíces permanezcan en la tierra y la planta siga su ciclo vital.

La planta silvestre se puede cultivar (de hecho, el reservorio genético de las variedades cultivadas es el hinojo silvestre), pero es una variedad modificada la que se lleva toda la fama y está presente en las cocinas de más prestigio.

El hinojo silvestre no forma bulbo y se le conoce como hinojo amargo en contraposición con el hinojo cultivado que tiene un sabor dulzón y es este el que se aprecia por su bulbo.

El bulbo de hinojo que encontramos en el mercado es una subespecie cultivada y modificada para ser mas agradable al gusto. Es el hinojo dulce o “de Florencia” con la parte inferior del tallo en forma de bulbo similar a una cebolla.

A finales de marzo estuve en mi pueblo y salimos en busca de la preciada planta y tuvimos suerte. Ahora, en mi casa solo me gusta a mí así que tuve de sobra para preparar estas dos recetas sencillas.

También os dejo el enlace a otras dos muy interesantes que no he probado todavía pero que haré el año que viene cuando vaya a recoger los nuevos brotes. Las muestra Ismael Ferrer en su página «Alimentación del presente» una en el artículo «Hinojo, hierba silvestre de primavera» y otra en «Hinojo, cenojo, fenollo, zenullo, fenojo, hinojera de la huerta de Salas»

Fenojo silvestre

Fenojo en verdura

Los ingredientes que vamos a necesitar son:

Fenojo
Sal
Vinagre
Aceite de oliva virgen extra

Elaboración:

Limpiamos y cortamos el fenojo en trozos de unos 5 centímetros.
Los ponemos en un recipiente amplio con abundante agua y un chorrito de vinagre. Los dejamos 10 minutos a remojo y después los lavamos bien y los escurrimos.
Ponemos al fuego agua en una olla grande con sal. Cuando está fresco es muy hueco y después de cocido mengua mucho.
Cuando hierva el agua, añadimos el fenojo en veces para que se vaya escaldando (cuando hierve el agua echamos una cantidad y cuando vuelve a hervir volvemos a echar y así en varias veces). Lo dejamos cocer hasta que los tallos estén tiernos. (yo lo he tenido una hora a fuego medio tapado) (si no te gustan los tallos puedes cocer solo las hojas y tardará menos tiempo en cocerse).
Se escurre y se aliña con aceite crudo. Si prefieres, puedes freír en una sartén un poco de aceite y un par de ajos y utilizarlo como aliño).