Conejo frito para chuparse los dedos

por Maru
Conejo frito para chuparse los dedos

Conejo frito para chuparse los dedos

 (La columna de Martín Ferrand en el XLSemanal del 14 de abril de 2013)

«El prematuramente desaparecido profesor de Ciencias Políticas e historiador gastronómico Anthony Rowley asegura en su muy erudita e interesante Historia mundial de la mesa (Ediciones Trea) que, cuando los fenicios desembarcaron en las costas ibéricas, la cantidad de conejos era de tal magnitud que bautizaron el lugar como I-Saphan-Im -el. ‘país de los conejos’-, nombre que el tiempo y el uso convirtieron en Hispania. En otras partes del mundo, como en Australia, el conejo es una plaga; pero aquí ha sido la gran proteína de los pobres, incluso más barata que la que nos proporciona el socorrido pollo de supermercado». 

Los romanos apreciaban su carne magra y su facilidad para reproducirse, convirtiéndolo en una fuente de alimento accesible y sostenible. Rápidamente se convirtió en un animal muy valorado por ellos, llegando incluso a plasmarlo en cerámicas e incluso monedas; además los trasladaron a distintas partes del imperio, con lo que se consiguió la difusión de la especie por distintas partes del mundo.

Su carne es más sana que la del cerdo o la ternera y forma parte de muchos clásicos de nuestra gastronomía. Sin embargo hoy he leído en el periódico que cada vez se come menos carne de conejo y las razones que daban para este abandono eran varias. Decían que muchos niños de ahora no quieren oír hablar de comer conejo porque es un animal que consideran una mascota y para ellos es impensable que se pueda llegar a comer, no entra en sus planes. También se referían al hecho de que con los tiempos en los que vivimos en los que vamos a toda prisa, buscando atajos para todo, la idea de pasar tiempo cocinando tampoco aparecía en las rutinas de los padres. Se decía que las fantásticas recetas de siempre que han cocinado nuestras abuelas están cayendo en el olvido a pesar de ser tan sabrosas debido a la enorme pereza que provoca en muchos el meterse a la cocina a hacer un guisito. Una más se hacía eco del asquito que provocaba ver al animalillo entero en los mostradores.

Muy blanditos me parece a mí que nos estamos volviendo, además de perezosos.

No sé si sea yo muy «salvaje» pues recuerdo que en el corral de casa, junto con las gallinas que bien nos proveían de huevos que recogíamos calentitos, recién puestos, convivían unos cuantos gazapillos con sus padres que nos encantaba acariciar por lo suave de su pelaje y que, domingo sí y domingo también, nos zampábamos, sin ningún miramiento, ya con arroz, ya guisadito o a la brasa.

Como si las vacas, los cerdos o los peces del mar no estuvieran en el mismo saco, quizá es que no utilicemos el mismo rasero…

Solo puedo decirte que si conoces la expresión «para chuparse los dedos» entenderás que posiblemente la dijo alguien que acababa de comer esta receta. Yo siempre lo hacía cuando la preparaba mi madre y sigo haciéndolo cuando la preparo yo. Espero que tu también lo hagas.

Conejo frito para chuparse los dedos

Los ingredientes que vamos a necesitar son:

  • 1 conejo troceado
  • Sal
  • Aceite de oliva virgen extra
  • 1 copita de coñac, brandy o whisky
  • 1 cebolla
  • 2 pimientos verdes
  • 2 ajos
  • 3 tomates de rama maduros

Elaboración:

  • Cortamos la cebolla, el pimiento y los tomates en daditos muy pequeños.
  • Ponemos un poco de aceite en una sartén a calentar para hacer el sofrito.
  • Añadimos la cebolla y el pimiento verde, un poco de sal y cocinamos tapado a fuego medio-bajo.
  • Por otro lado, preparamos una olla o sartén amplia con 3 o 4 cucharadas de aceite, pero no la ponemos al fuego.
  • Lavamos el conejo, lo dejamos que escurra el agua y echamos un poco de sal en cada trozo.
  • Ponemos el conejo en la olla en frio y añadimos los ajos enteros.
  • Encendemos el fuego y cocinamos tapado a fuego medio.
  • Veremos que va saliendo agua.
  • Movemos de vez en cuando para que se cocine por todos lados.
  • Cuando el pimiento y la cebolla estén blanditos, añadimos el tomate y seguimos cocinando destapado hasta terminar el sofrito, así se irá evaporando poco a poco el caldo de las verduras.
  • Añadimos la sopita de coñac a la olla del conejo y dejamos que se evapore el alcohol subiendo el fuego un par de minutos.
  • Conforme se vaya evaporando el agua se irá dorando. Removemos de vez en cuando.
  • Si cocinamos todo el tiempo tapado saldrá más tierno y si lo destapamos la última parte del cocinado quedará más dorado y crujiente.
  • Cuando el sofrito haya consumido el caldo de las verduras lo incorporamos a la olla y mezclamos.
  • En la sartén del sofrito puedes añadir un poco de aceite y freír unas patatas que cogerán todo el sabor de la sartén.

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1 comentario

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