Clafoutis de cerezas

Clafoutis de cerezas

La cereza es mi fruta favorita de verano.

Se dice que son muy buenas para la salud y que tienen un efecto saciante.

Lo de que son buenas para la salud no lo voy a discutir pero, lo del efecto saciante parece que en mí no tiene ningún «éxito».

Si no tuviera alguien al lado que me haga parar, podría llegar a explotar, muchas veces he estado a punto de hacerlo, jajajajaja

Siempre hay lugar para una más.

Como todo en la vida, el movimiento de personas de unas zonas a otras, ya sea por necesidad de abandonar las tierras empujados por unos terceros o por el afán de conocer, hace que circulen también tradiciones, animales y cultivos.

Yo, por mi parte, estoy muy agradecida a Lucio Licinio Lúculo, político y militar romano que vivió en el siglo I a. C. y vosotros os preguntaréis por qué.

Pues bien, según nos cuenta Santiago Posteguillo en su libro Roma soy Yo, «cuando este militar ya tenía una edad, cansado de las duras campañas de conquista en Oriente y de las rebeliones de su ejército, decidió retirarse a Roma.

Allí se hizo construir una mansión con impresionantes jardines de tipo Persa, con laberintos, estanques para peces, canales de agua salada con cascadas precipitándose en el mar y los mil y un lujos.

Esa mansión era la envidia de muchos y allí plantó miles de flores, arbustos y varios tipos de árboles frutales que descubrió en las tierras en las que había hecho la guerra.

Unos de esos árboles, de pequeños frutos rojos, los encontró en una colonia griega llamada Kerasous. A ésta ciudad los romanos la llamaron Cerasus en tiempos del Imperio. De ahí tomó Licinio el nombre para nuestros cerezos».

Desde entonces hasta hoy.

Clafoutis de cerezas

Los ingredientes que vamos a necesitar son:

80 gramos de mantequilla y un trocito para untar el molde
600 gramos de cerezas negras
80 gramos de harina
Una pizca de sal
4 huevos medianos
100 gramos de azúcar y un poco más para cubrir el molde
150 mililitros de leche
150 mililitros de nata
20 gramos de azúcar avainillado
30 mililitros de vino dulce
Azúcar Glacé para decorar (opcional)

Elaboración:

Lavamos, secamos y deshuesamos las cerezas (tradicionalmente se hace con cerezas sin deshuesar pero así es más fácil de comer).
Encendemos el horno a 190º con calor arriba y abajo.
Derretimos la mantequilla en el microondas a 180º en tandas de 1 minuto y dejamos que se enfríe.
Untamos un molde de horno con mantequilla y lo espolvoreamos con azúcar.
Colocamos las cerezas en el molde haciendo una capa bien ajustada en el fondo.
Ponemos en un bol los huevos, el azúcar, el azúcar avainillado y la sal y batimos enérgicamente con un batidor manual.
Incorporamos la mantequilla (es importante que no esté caliente porque los huevos podrían cuajarse, para evitar que esto suceda la añadiremos removiendo constantemente).
Agregamos la harina en lluvia, poco a poco y sin dejar de remover para que no se formen grumos.
Una vez que la harina esté bien integrada, añadimos la leche, la nata y el licor y mezclamos de nuevo.
Con cuidado y a través de un colador, vertemos la mezcla sobre las cerezas.
Llevamos el molde al horno y lo mantenemos 40 minutos hasta que la superficie esté dorada (para comprobar si está hecho podemos pinchar con un palito en el centro y si sale limpio es que ya está hecho, si no es así, lo dejaremos unos minutos más).
Puede servirse templado o frío. Podemos espolvorear azúcar Glacé con un colador justo antes de servir. También puede acompañarse de yogur, crema o nata.