Bizcocho de convento

por Maru
Bizcocho de convento

Bizcocho de convento

Desde tiempos antiguos, las monjas han sido conocidas por sus habilidades en la repostería y por la calidad de sus dulces.  

La historia de los dulces de convento en España se remonta al siglo XIII, cuando las monjas comenzaron a elaborar dulces como una forma de obtener ingresos para su convento. 

Ellas han sido las encargadas de recoger y mantener las recetas de los dulces típicos de cada zona y promover su consumo para que no caigan en el olvido, minados por otros dulces más comerciales con ingredientes de peor calidad. Suelen ser recetas de pastas o pasteles contundentes, como eran antaño cuando su función era la de, a la par que deleitar, proveer de la energía necesaria para afrontar las penurias del día a día laboral.

Sus manos son de artesano, su tiempo ilimitado y su cariño infinito, es así que el resultado es el que es, un rotundo éxito entre paisanos y turistas.

También se mantienen tradiciones en los conventos masculinos, pero en ellos suelen brillar los licores, mermeladas o recuerdos fabricados con materiales nobles como la madera o el cuero.

Ellos y ellas, afortunados por tener acceso a las letras en todos los tiempos, han sido muy generosos al transmitirnos sus tesoros gastronómicos e incluso, algunos trucos para que consigamos replicar sus maravillosas creaciones. Los conventos eran espacios donde las mujeres podían satisfacer sus inquietudes intelectuales y tener acceso a la lectura, la escritura y la educación, las monjas se daban a la tarea de escribir recetas que hasta el día de hoy llegan a nosotros, y que en un principio eran transmitidas únicamente de boca en boca.

Además de su delicioso sabor, los dulces de convento también tienen una importante carga simbólica. Muchos de ellos están vinculados a fiestas religiosas como la Navidad, la Semana Santa o a santos patronos.

También son reflejo de costumbres o tradiciones como la que lleva a muchas novias a ofrecer huevos a Santa Clara para que la santa interceda y evite las lluvias el día de la boda. También era frecuente que recibieran como presente, excedentes de producción de los vecinos cercanos a cambio de confecciones o bordados que las manos primorosas de estas pacientes mujeres realizaban con esmero. Igualmente se aprovechaban los frutos de los propios huertos de los conventos y monasterios.

Todas estas materias primas eran las que se transformaban en los dulces y conservas que, tras su venta, servían para mantener la vida de estas comunidades. La elaboración y venta de postres también permitía a los conventos generar ingresos para llevar a cabo obras de caridad. 

Durante años el intercambio de productos y monedas se hacía a través de un torno que permitía mantener la distancia y las costumbres propias de la clausura.

En la actualidad este método se ha visto reforzado con la venta on-line y superado por la celebración de las «Ferias anuales de los dulces de convento» que se celebran en Torremolinos, Madrid o Zaragoza.

Bizcocho de convento

Los ingredientes que vamos a necesitar son:

  • 4 huevos
  • 150 gramos de azúcar y otros 150 más
  • 150 mililitros de leche
  • 1 cucharada de extracto de vainilla
  • 150 mililitros de aceite de girasol
  • 300 gramos de harina
  • 15 gramos de polvo de hornear
  • 1 cucharadita de sal
  • 25 gramos de azúcar glass

Elaboración:

  • En primer lugar preparamos un molde desmontable de 26 centímetros de diámetro. Pincelamos la base y los laterales con un poco de aceite y ponemos papel de horno encima.
  • Separamos las claras y las yemas.
  • Batimos las claras a punto de nieve y hacia el final del batido vamos añadiendo poco a poco 150 gramos de azúcar sin dejar de batir hasta conseguir que quede firme.
  • Encendemos el horno a 160º.
  • En otro bol ponemos las yemas y las rompemos un poco.
  • Agregamos el azúcar y batimos hasta obtener una crema blanquecina que haya duplicado su volumen.
  • Sin dejar de batir, incorporamos la leche, el extracto de vainilla y el aceite de girasol mientras seguimos batiendo a velocidad baja.
  • Añadimos poco a poco las claras montadas y las mezclamos con ayuda de una espátula, con movimientos envolventes para que la masa no pierda su volumen.
  • En un cuenco ponemos la harina, el polvo de hornear y la sal y los mezclamos muy bien.
  • Incorporamos esta mezcla al batido de los huevos y usando la espátula, la integramos completamente.
  • Vertemos la masa en el molde lo llevamos al horno.
  • Horneamos con calor arriba y abajo durante 1 hora a 160º (hasta que al introducir un palillo en el centro del bizcocho, este salga limpio)
  • Retiramos del horno y dejamos enfriar 10 minutos sin desmoldar.
  • Desmoldamos y lo dejamos enfriar completamente.
  • Antes de servir, lo espolvoreamos con azúcar glass.
  • Si quieres también puedes cortarlo por la mitad y rellenarlo con tu crema favorita. Cuando lo hago relleno, suelo poner una capa de nata montada, unas fresas cortadas en trocitos pequeños y otra capa de nata montada, está delicioso.

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