Hola a todos,
soy Maru, aficionada a la cocina y afortunada por tener tiempo para cocinar y una familia que disfruta y agradece todo lo que les preparo.
No pretendo dar lecciones a nadie, no estoy aquí para enseñar sino para compartir, de forma visual y paso a paso, la manera en la que yo cocino recetas fáciles y sabrosas.
Muchas fotos y pocas palabras para que puedas ver el proceso, te sueltes y brilles con luz propia.
No lo dudes, tú puedes, ¿a qué esperas para comprobarlo?
RECUERDOS
Mirando atrás me doy cuenta de que la cocina siempre me ha tendido la mano.
Cuando era pequeña iba los domingos con mi hermana a misa de once y después a visitar a mis abuelos y a mis tíos. Nos encantaba ir porque nos daban propina que luego gastábamos en chucherías en casa de la tía Emilia o de la Manolita.
Nos entreteníamos ojeando las revistas de cotilleos y yo siempre me llevaba a casa como trofeo la página de recetas.
En la peluquería, en la sala de espera del dentista… siempre he buscado ese tesoro que me hacía salivar al momento. Todavía guardo algunas.
Recuerdo los olores en mi casa, ayudando a mi madre a hacer turrón en Navidad, a hacer bonito y sardinas en escabeche, conservas de melocotón, de tomate, de pera en almíbar…
Recuerdo contemplar, ya después de anochecido, la hoguera que preparaba mi padre en el patio exterior de la casa para cocer los botes que guardaban el trabajo de toda la jornada.
Todos estos trocitos de mi vida pasada me han ido aleccionando sobre la importancia de las cosas bien hechas y no me gustaría que se perdiera ese interés, de las madres de entonces y de muchos padres de ahora, por dar de comer a sus hijos con el trabajo de sus manos.
Todos podemos hacerlo, me di cuenta de que también yo, también tú, por supuesto. Solo necesitamos un poco de tiempo y buenos ingredientes y sale solo.
¡Disfruta cocinando!, ¡disfruta de lo bien hecho!.
REFLEXIÓN
¿Te has parado a calcular el esfuerzo de planificación y trabajo que conlleva cocinar un primer y un segundo plato para comer y cenar en solo una semana?.
Yo sé que tú lo sabes pero, de verdad ¿te has parado a pensarlo?.
La cuenta sale rápido. Siete días por cuatro preparaciones son 28.
En una semana 28 platos, 28 recetas, 28 grupos de ingredientes, 28 cocinados y cantidad de tiempo que no tenemos porque además están los niños, el trabajo, la casa….
Es normal que al final nos rindamos ante la verdura hervida y el filete a la plancha.
Un truco que nos puede resultar interesante, aunque a priori pueda parecer más trabajoso, es el intentar preparar «plato único».
Completo desde el punto de vista nutricional y acompañado de una ensalada (hay tantas como días tiene el año) es la solución perfecta.
Combinamos alimentos de todos los grupos necesarios y, sin darnos cuenta, aumentamos el consumo de verduras y hortalizas que, a veces, se nos queda un poco corto.
Tampoco dejamos de lado la ingesta de proteínas e incluso vamos a regular mejor las cantidades y la variedad de su procedencia (mejor varias veces y menor cantidad que mucha cantidad de una sola tacada).
Elegimos los guisos y platos contundentes para la comida (legumbres, pasta, arroz…) siempre con el plato único como estrella, reforzado con una ensalada de centro y su postre (fruta o yogur) y para cenar cosas más ligeritas (verduras o sopas, carne o pescado a la plancha, ensaladas, tortillas, picoteos…)
MENÚ SEMANAL
Esta técnica me ayuda mucho para organizarme. Suelo prepararlo el sábado para la semana siguiente basándomelos en los productos que tengo en casa aunque también acepto peticiones.
Luego, cuando voy a hacer la compra suelo llevar una lista con las cosas que necesito pero siempre añado productos que están en oferta sobre la marcha. Ya en casa, los congelo o los guardo como «fondo de armario» y a la hora de preparar los menús voy tirando de ellos intentando equilibrar la plantilla. Siempre por adelantado.
Con este método, sé cuando tengo que poner a remojo las legumbres o sacar piezas del congelador para que se vayan descongelando en el frigorífico sin prisas.
Lo que nunca falla son dos raciones de legumbres, dos de carne y dos de pescado, dos de huevos y dos de verdura. Por supuesto que es orientativo y flexible y va variando dependiendo de los acompañamientos de las legumbres, de los aderezos de los guisos o la pasta, de la comparsa del arroz, de los cambios de última hora, de los imprevistos pero, aun así, es de gran ayuda.
Otro truco que suelo practicar, sobretodo con las legumbres, es cocinar para dos veces. Mismo tiempo, mismo gasto energético, doble resultado y un día que libro.
No quiero olvidarme de la cena de restos, suena muy mal pero viene muy bien. Si no servimos toda la comida que hemos cocinado suelo guardarla en tupers y hacemos una cena con ellos. Cada uno elige lo que más le apetece, todos cenamos a gusto y no desperdiciamos comida que es algo que odio
Los fines de semana todo es diferente, fuera horarios, fuera rutina, desayuno relajado, recetas especiales, postres divertidos, comidas fuera en casa de los abuelos, con amigos…